miércoles, 30 de agosto de 2017

Es el secreto mejor escondido.


Un comerciante de diamantes transportaba en un tren de la India un gran diamante desde Nueva Delhi a Bombay.  El comerciante sabía que un astuto ladrón, famoso por sus atracos, intentaría robarle y que viajaría junto a él.
­El ladrón, en su intento de hacerse del diamante,  buscó desesperadamente por todos lados, registrando todos los lugares que se le ocurrían. No encontró el diamante. ¡No podía creerlo! El, que había hecho los robos más increíbles, esta vez no lo había logrado.
Cuando el tren llegó a su destino, el ladrón no pudo con su curiosidad y le dijo al comerciante:
-He fracasado, no pude robarle el diamante. La verdad es que me ha sorprendido. Si no le importa ¿podría decirme dónde lo escondió?
Lo escondí en el bolsillo de su abrigo. Sabía que ahí nunca lo buscaría. — añadió el comerciante.


De modo similar, por lo general, buscamos la plenitud de nuestras vidas creyendo que proviene de una persona, una cosa, un logro, un cambio o algo que te empeñas con todo esfuerzo en conseguir.
Pero al igual que la historia del ladrón de diamantes, esa plenitud que buscas está escondida en el propio buscador.
Lo buscado es el propio buscador. Ese buscador eres tú. Tú eres la fuente de toda plenitud. Y ella es tu propia naturaleza. Mientras que esto no sea descubierto, te sucederá como al ladrón de diamantes.
Namaste.





(Vedanta Academy Óscar Montero y equipo)




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