martes, 6 de junio de 2017

Namaste

“El pensamiento se manifiesta en la palabra. La palabra se manifiesta en un hecho. El hecho se desarrolla en un hábito. El hábito se solidifica en el carácter, del carácter nace el destino de manera que observa con cuidado tus pensamientos y permíteles nacer del amor que nace del respeto a todos los seres” Consultas y turnos al 15-5-5619539 o déjame un comentario con tus datos, correo electrónico, teléfono y una síntesis del malestar, dolencia o diagnóstico que tengas, para poder empezar a ayudarnos. Saludos cordiales. Terapeuta Héctor Gregorio.

Haz el bien

Haz el bien. Parece muy sencillo y sin ninguna complicación. Pero para un ego inflamado, actuar en beneficio de los demás es muy difícil. Hemos construido una vida con base en darnos gustos, mantener lo que nos apasiona y lo que nos da comodidad. Jamás nos detenemos a pensar de dónde vienen las cosas que comemos o que usamos. Simplemente consumimos. Hacer el bien implica detener el ego un momento; ponerlo de lado para revisar si lo que estamos por hacer ayuda o perjudica a los demás. Insistir en la compasión y generosidad como valores importantes de nuestra práctica. Hacer el bien y conservar la mentalidad altruista. Namaste

Practicar la Vacuidad

Practicar la Vacuidad. Ello nos lleva a revisar nuestra verborragia mental. Nada de lo que pensamos es real. Nada de nuestros planes, conceptos, palabras y juicios es la realidad. La mente humana solo puede interpretar el mundo, pero jamás dará un dictamen certero de cómo son las cosas. Al mismo tiempo, aprender a ver que todo está vacío nos ayuda a entender que nada existe por si mismo. Que cada cosa es originada por miles de factores que funcionan al mismo tiempo. Ver la Vacuidad nos lleva a admirar que nada de lo que nos rodea aparece de la nada, sino que es originado por otros objetos o fenómenos, absolutamente interconectados. Si la confusión y el caos del universo que te rodea solo está en tu mente y si todo es Vacuidad, ¿entonces por qué sufres? Básicamente por ego. Pero ¡oh sorpresa! El ego tampoco es real. Namaste