lunes, 29 de junio de 2009

Uno con el Tao

En la sesión de Shiatsu, el practicante debe dejar ceder su energía al receptor sin esfuerzo; sin hacer un esfuerzo excesivo ni ponerse en tensión y sin usar abiertamente la fuerza física. En lugar de esto, se usa la gravedad y el peso del cuerpo para aplicar presión al receptor, el practicante se convierte entonces, como el Tao, en un "vaso vacio".

miércoles, 17 de junio de 2009

Actitud ante la vida

Asume hoy una actitud serena, e intenta conservarla como parte de tu manera de ser, enriquecerás tu vida.

El abrazo

martes, 16 de junio de 2009

Aprender a perdonar

A veces tenemos que exigir disculpas a los demás y en otras ocasiones darlas nosotros mismos. Pero ¿eres de las personas que no logran deshacerse del pasado, no olvidan, no perdonan, no conocen la compasión, son duras ante la ofensa más mínima, se aferran al resentimiento durante mucho tiempo e incluso toda su vida, alimentando sentimientos negativos? Entonces estás atado a un rencor que te tiene paralizad@.

FAVORECE TU SISTEMA INMUNE

Sé sincero contigo mismo(a) y contesta esta pregunta: ¿en verdad quieres dejar ese asunto atrás? Si respondiste que sí, entonces necesitas liberarte de tus propias ataduras y aprender a perdonar. Porque librar a los demás de tu desprecio tiene virtudes terapéuticas que te hacen sentir bien. A diferencia del odio que fomenta la depresión, el estrés y el malestar debilitando tu sistema inmunológico, el amor, la tolerancia y la alegría favorecen tu bienestar, fortaleciendo tus defensas inmunológicas.

ALGUNAS TÉCNICAS PARA LOGRARLO

Si en el fondo sientes que no tienes la capacidad de perdonar, puedes aprenderla e incluso potenciarla. Y para ayudarte a conseguirlo, te damos algunas técnicas que te ayudarán a lograr reconciliarte, olvidar y ser consciente de por qué estás eligiendo ese camino:

- Comienza por perdonarte a ti mismo(a). Reflexiona un poco en que nadie es totalmente bueno ni malo, tanto tú como el resto de las personas reaccionan de acuerdo a como están programadas mentalmente, a lo que han aprendido o se les ha inculcado. Pero todas las personas quieren en última instancia ser felices. Si eres tolerante con tus propias culpas y fallas del pasado, si entiendes y aceptas tus sombras psicológicas, estarás en mejor disposición de hacerlo con los demás.

- Saca tu disgusto fuera. Es preferible exteriorizar tu enojo en el momento en que ha sido provocado, en vez de guardártelo. Pero tampoco excedas la impulsividad ciega o la ira irreflexiva. El dicho de que “lo que se queda adentro se pudre” es bastante cierto en el caso del rencor.

- Aprende a relativizar. Haz un ejercicio de atención consciente y concédele a cada suceso la importancia que merece. Frecuentemente reaccionamos con exceso ante cosas pequeñas, cuando la mayoría de las cosas no son tan importantes como para no merecer perdón. Para llegar a esta conclusión, ponte en la situación del otro, seguro que verás las cosas de otra manera.

- Identifica tus emociones. ¿Sentimiento de humillación, decepción, tristeza? Toma conciencia de lo que ocultas tras tu máscara de cólera, esto te ayudará a liberarte de ella, al comprender que “el culpable” ha despertado una zona de sufrimiento que ya existía dentro de ti mismo(a).

- Descubre la intención del otro. Encontrar la verdadera motivación de tu ofensor y las razones profundas de su conducta, te llevará a ser más condescendiente con él y a verlo como víctima de sus propios errores y carencias, en lugar de verlo como verdugo. Por ejemplo, una persona que ofende a otra en público, en realidad puede ser insegura y estar intentando autoafirmarse.

- Admite tu responsabilidad. ¿Sin ninguna justificación has puesto demasiadas expectativas en alguien? ¿Has sido poco claro (a) al expresarle tus objetivos o necesidades? Reconoce tu parte de responsabilidad en el asunto, y la próxima vez habla con claridad y directamente, evitando los malentendidos o suposiciones.

- Facilita la reconciliación. Ante un problema, siempre lo mejor es acercarte a la otra persona para comunicarse. Es importante elegir bien el momento, sentarse a hablar con calma y sin prisas y expresarle que te importa al otro. Ten siempre una postura conciliadora para aclarar el conflicto y resolver la discusión sin resentimientos.

(Yigainbound-Edición nº 107-junio 2009)