miércoles, 29 de julio de 2009

Medicina Natural

La Enfermedad en Medicina Natural

La enfermedad más que un mecanismo de destrucción, es una respuesta normal del organismo ante una agresión, encaminado a la autocuración.


La Enfermedad en Medicina Natural

La enfermedad es una serie de fenómenos observables en el organismo y producidos a expensas de una lesión. Es así como nos han trasmitido la idea de enfermedad desde el punto de vista “científico” y por varias generaciones se ha aceptado como aforismo, el que “no hay enfermedad sin lesión”. Esta afirmación aunque modificada en varias formas por ser demasiado clásica, la utilizamos y tratamos de entender el proceso patológico dentro de estos términos considerando como constitutivos tanto los energéticos como los materiales.

La fisiología normal realiza esos cambios pero sin que estas variantes transformen o trastornen aquellos elementos constitutivos. Cuando estos se alteran se produce una lesión siendo lógico y forzoso que exista disfunción que sobrepase la tolerancia o los límites de la fisiología normal, es necesariamente una alteración evidenciable de la forma o naturaleza de estos elementos constitutivos.

Lo cierto es que de acuerdo con los alcances de los últimos descubrimientos siempre podemos referirnos a determinados elementos básicos o formativos a considerar en las células, órganos y sistemas reiterando que la alteración estructural es lo que constituye la lesión.

En la acupuntura aunque tenemos una definición un poco distinta de lo que es la enfermedad y que se puede deducir muy fácilmente de nuestro concepto de salud ya expreso podemos aceptar y hasta cierto punto divergir de los conceptos clásicos que la medicina ortodoxa ha regido como patrones a través de la historia.

Para la medicina bioenergética la enfermedad es una alteración del equilibrio que mantiene la homeostasia en el organismo a expensas de la invasión de factores patógenos de diferentes orígenes y no siempre se va a traducir o justificar una lesión o daño estructural determinado.

Es frecuente que los médicos formados por las escuelas occidentales en un gran número de ocasiones no encuentren la causa que justifique la presencia de alteraciones observables en el ser, aún cuando se realicen exámenes complementarios apoyados en una tecnología ultramoderna, y la causa esencial radica en que las alteraciones bioenergéticas instaladas progresivamente no han causado daños orgánicos, pero si disfunciones que pueden producir una gran variedad de síntomas y signos los cuales son fácilmente interpretables por los médicos tradicionales.

Aquí nos obligamos a considerar a todos los seres como están en la realidad o por lo menos lo que estimamos como ella, es una existencia en conjunto en que la acción del uno deriva de la del otro y corresponde a la de todos. El uno es la parte del todo y él todo es uno solo reflejado en cada uno; siempre proporcionalmente. La proporción es precisamente la base del equilibrio que es indispensable en la integración del todo. El ritmo se establece sobre el equilibrio, y por ello el desorden de la más mínima parte debe ser absorbido de inmediato por el próximo, cuando no puede ser remediado en el momento dentro de la posibilidad de la cosa desarmonizada dentro de sus límites.

Por ello la naturaleza del hombre, como parte de toda naturaleza tiende a equilibrarlo cuando se desordena, tiende a curarlo cuando se enferma, lo impulsa a volver al orden cuando se ha desarmonizado. Reconociendo que la naturaleza se define como un conjunto de fuerzas, leyes o principios que mantienen lo creado.

La enfermedad es un modo de ser del organismo vivo, es un estado existencial tan fisiológico y tan completo como el estado de salud; más intenso desde luego, en su dinámica y complejidad pues presupone exageraciones e inhibiciones de imnúmeros elementos que por razón natural emplean mayor energía y producirán repercusiones inevitables en todo el organismo, el psiquismo y hasta él YO más profundo del hombre.

Este estado de existencia está constituido por una serie de fenómenos defensivos que la naturaleza produce con la tendencia al reequilibrio.

La acción permanente de las causas morbosas sólo puede aceptarse produciendose, cuando es eficiente el desequilibrio desorganizador, una serie de acciones defensivas a través de los múltiples y maravillosos mecanismos bioenergéticos de los diferentes órganos y sistemas, conjunto admirable de fenómenos que constituyen la enfermedad, por eso creemos más adecuado definirla, y coincidimos con el criterio de algunos autores; que ven en ella la serie de fenómenos defensivos ante la acción de las causas morbosas naturales o artificiales que de una forma u otra, producen el desequilibrio.

RECORDAR:

- La enfermedad más que un mecanismo de destrucción, es una respuesta normal del organismo ante una agresión, encaminado a la autocuración del individuo.

- Los síntomas y signos no son más que la traducción de la respuesta normal de los. diferentes órganos y sistemas ante una determinada agresión, por ende su paleación inhibe la capacidad de curación del propio cuerpo.

Alexis Yorkis Trincado Escríbeme
Doctor en Medicina Humana
Artículos publicados
http://es.geocities.com/acupuntura2005

jueves, 23 de julio de 2009

Me siento bien

Me siento bien !!!
Eso es de lo que estoy seguro.!!!

Oración de Paz

Oración de Paz San Francisco de Asís

Señor, hazme un instrumento de tu paz;
donde haya odio, ponga amor;
donde hay ofensa, perdón;
donde hay duda, fe;
donde hay desesperanza, esperanza;
donde hay tinieblas, luz;
donde hay tristeza, alegría.

Oh Divino Maestro,
que no busque yo tanto.
Ser consolado como consolar.
Ser comprendido como comprender.
Ser amado como amar.
porque dando se recibe.
Perdonando se es perdonado.
Y muriendo a si mismo
se nace a la vida eterna

Decálogo de la serenidad.

Decálogo de la serenidad.
JUAN XXIII

*

Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez.
*

Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto, cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie sino a mí mismo.
*

Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino también en este.
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Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que todas las circunstancias se adapten a mis deseos.
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Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura, recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.
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Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.
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Sólo por hoy haré por lo menos una sola cosa que no deseo hacer, y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.
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Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré a cabalidad, pero lo redactaré y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
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Sólo por hoy creeré aunque las circunstancias demuestren lo contrario, que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie más existiera en el mundo.
*

Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y creer en la bondad.

viernes, 10 de julio de 2009

Mensaje para tener en cuenta

"No siempre será así"

(Shunryu Suzuki)