martes, 15 de mayo de 2012

Una buena noticia

Ley del Karma. Todos hemos oído decir cientos de veces que recogemos aquello que sembramos. Así es, tal cual. Sólo se necesitan cuatro palabras para definir la ley del karma o ley de causa y efecto, una de las leyes cósmicas o espirituales a integrar para alcanzar el éxito en nuestra evolución.Aunque a menudo relacionamos la palabra karma a algo malo o a un castigo, no lo es. Karma, simplemente significa acción. El karma es el efecto de nuestra acción anterior. Es una consecuencia física y natural que actúa por sí misma. De la misma forma que los frutos caen del árbol cuando ya están maduros, nuestro destino es una consecuencia de nosotros mismos. Por esto, no lo debemos entender ni como un castigo ni como un premio. Ni existen los premios ni los castigos, ni la suerte ni las casualidades. Hacerle daño a alguien es hacérselo a uno mismo. Del mismo modo, toda acción de amor y compasión hacia los demás retorna con el mismo bienestar que ha causado, sin importar el tiempo que haya tardado. Qué buena noticia ¿verdad? El karma depende únicamente de nosotros, nadie nos lo impone. Controlo mis acciones, luego controlo mi destino. Es genial. Pero cuidado, porque la doctrina kármica no sólo tiene en cuenta lo que hacemos sino también lo que pensamos. Lo bueno y lo malo, como lo entendería nuestra mente, porque en el universo, simplemente son consecuencias. Piensa en una flor y tendrás flores a tu alrededor. Piensa en una enfermedad y enfermarás. Igual que las acciones, los pensamientos son partículas de energía moviéndose por el Cosmos. Esta energía creada activa un proceso energético que regresará a nosotros de la misma forma. Se repite en las sucesivas vidas, con el único propósito de purificar el alma y alcanzar la perfección total. Entendiendo esto, alcanzamos la sabiduría del karma.