martes, 21 de abril de 2009

Mensaje para el alma (Parábola de la verdad)

Los discípulos le preguntaron al maestro porqué acostumbraba a esclarecer la verdad contando una historia.

Él respondió:

- Todo esto puedo explicarlo contando una parábola sobre la propia Parábola.

- Un día, la Verdad andaba visitando a los hombres sin ropa y sin adornos, tan desnuda como su nombre.

Y todos que la veían, le daban la espalda de miedo o de vergüenza y nadie le daba la bienvenida.

Así la Verdad recorría los confines de la Tierra despreciada y apartada.

Una tarde, muy desconsolada y triste, la Verdad encontró la Parábola que paseaba alegremente, con una ropa muy bella y colorida.

- Verdad, por qué estás tan abatida? le preguntó la Parábola.

- Porque soy tan vieja y fea que los hombres me evitan, replicó la Verdad.

- Qué disparate!, dijo la Parábola, riendo.

- No es por eso que los hombres te evitan.

- Toma, ponte una de mis ropas y fíjate lo que pasa.

Entonces, la Verdad se puso una de las lindas prendas de la Parábola y de repente, en todos los lugares por donde pasaba, era bienvenida!

El maestro sonrió y concluyó -Pues la verdad es que a los hombres no les gusta encarar a la Verdad desnuda...

- Ellos prefieren disfrazarla."

Un camino


"El camino de miles de kilómetros comienza con un solo paso"

Un paso hacia ti mismo y por ti mismo. En la dirección que marca tu propia brújula. Sin que nadie piense por ti. Sin que nadie decida por ti. Sin que nadie viva por ti. Un solitario y pequeño paso que te conducirá por la más increíble de las sendas, hacia la aventura más sorprendente: el conocimiento de tu cuerpo, el control de tu mente, el reencuentro con tu alma.
Todos tenemos un camino por andar, unas lecciones que aprender y un alma que reencontrar.

Meditación y silencio


El soporte de la naturaleza

Sentirse conformado por el sol, la lluvia y el viento; ser como aquel roble asentado en su centro y meditar desde las propias raíces contemplando el cielo. Pasear por el bosque alejado de las voces de la ciudad que nada dicen, lejos de los muros de cemento que frenan la mirada, lejos también de los escaparates que siempre mienten. Y meditar.

Tomar aire fresco, descalzarse para sentir las cosquillas de la tierra, perderse en el horizonte, jugar con el silencio. Están vivas la roca y la nube, siempre presentes desde la eternidad. También mi cuerpo.

Sentarse fue una posibilidad, entre otras, de conjugar dentro y fuera, de no dejar que nos engañe el límite de la piel, la separatividad del ego, el caos galopante del inconsciente. Recorrer la columna arriba y abajo como un sendero sagrado que ocultamos todos los días, o permanecer en el flujo del aliento como el único mar que nos habita. Es lógico el vértigo.

Somos niños que caminan torpemente por un camino desconocido. Hace falta una brújula y un mapa, paciencia y un corazón enorme que destile la alquimia de los nuevos descubrimientos. Sin escucha no se percibe la voz interior que todo lo guarda y sin confianza uno queda paralizado. ¿Hay algo que encontrar?.

Ilusión, risa, desesperanza, dolor, placer, absurdidad, yo, tú, lo divino. Todo está, es cierto, ahí. Pero ¿qué fuerza nos hace identificarnos?. Volver a sentarnos, para descubrirlo, simplemente".




Julián Peragón (http://www.concienciasinfronteras.com/PAGINAS/CONCIENCIA/vipassan.html)